BCCCAP00000000000000000000448
siempre agradecido al trabajo del doctor Festa, "llevado a cabo en honor de la verdad". Cuando el P. José Antonio tuvo en sus manos la relación del doctor Fésta, en carta del 9 de noviembre de 1920 definía dicha relación como "erudita y apabullante", "preciosa", y declaraba: "El bueno del P. Pío aparece en ella como realmente es, y queda con ello realmente defendido de ciertas hipótesis que oscurecen en lugar de esclarecer los admirables fenómenos que la Provi– de·ncia obra en él". El P. José Antonio acepta las tesis del doctor Festa. Acepta igualmente las del doctor Romanelli, que había ido a examinar las inexplicables llagas enviado por el superior provincial del P. Pío, el P. Benito de San Marcos en Lamis. Romanelli presentó su relación al nuevo provincial, P. Pedro de Ischitella. El texto de dicha relación -que Festa definió como transida de sencillez y de fuerza dialéctica, "documento en el cual, con lealtad digna de admiración y de alabanza, se mantiene como científicamente inexplicable, la persistencia, la localización y otros caracteres que yo mismo constaté en las llagas que se observan en la persona del P. Pío"- le fue rehusado al doctor Festa cuando lo pidió. Quien rehusó la copia de la relación fue el mismo ministro general, P. José Antonio, el cual impuso a la curia provincial de los capuchinos de Foggia la prohibición de entregar una copia. Festa aduce un motivo: "La esperanza de poder de ese modo reducir a la nada la luz que de ahí dim.ana". Pero la razón que parece más verosímil hay que buscarla en aquella "rigurosa reser– va" que define la línea de conducta seguida por los superiores generales de la Orden. Ateniéndose a la norma de las autoridades eclesiásticas, los superiores capuchinos, aunque conservaban afec– to y gran veneración por aquel hombre de Dios, sellado cruenta– mente, se abstuvieron a sabiendas de que trascendiera. Su reserva - si bien siniestramente interpretada y orquestada sin ninguna delicadeza- no significaba despreocupación y des– amor. Era una fraternal y delicada connivencia con el P. Pío, que fue el primero de todos en pensar que "es bueno esconder el secreto del rey". Ese rehusamiento del P. José Antonio nos da la clave de un modo de comportarse que quería poner vallas a curiosidades indiscretas y apartar fanatismos extemporáneos. En adelante los 115
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz