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como verdaderamente humillante su estado, procura por todos los medios ocultar las lesiones que tiene y los sufrimientos que le causa". A diferencia de cualquier otra lesión que se pueda detectar en el cuerpo humano, las que aparecen en el cuerpo del P. Pío "po– seen contornos muy claros, los tejidos circundantes no presentan ninguna señal de quedar afectados, y no presentan ninguna ten– dencia a cicatrizar, a pesar de su breve extensión y de su limitada profundidad". A la objeción de que se trata de alteraciones espontáneas circunscritas de la piel (casos, aunque raros, registrados por la ciencia - presentan su sintomatologia característica Chariot, Hu– chard, Bourneville, Niemeyes y otros-) encontrados en sujetos neurópatas o con perturbación de las facultades psíquicas y men– tales, el doctor Festa traza el retrato del estigmatizado del Garga– no: "El perfecto equilibrio que existe entre las funciones de su sistema nervioso y sus facultades mentales; la armonía y la cohe– rencia que se descubre en cualquiera de sus actos y en todas sus palabras; su entrega a la oración, a la meditación y al bienestar de los que viven cerca de él; la persistencia y la perfecta simetría de las lesiones que presenta en la superficie de su cuerpo: incluso desde el punto de vista clínico no permiten.. . de ningún modo, clasificar entre éstas el caso del P. Pío". En conclusión, Festa afirma que las lesiones y la hemorragia que se encuentran en el P. Pío "tienen un origen que nuestros conocimientos están lejos de explicar. La razón de su ser está muy por encima de la ciencia humana". Son "acontecimientos que nuestra ciencia no explica". El 31 de agosto de 1920 el doctor Festa hizo una Segunda relación a base de la segunda visita al P. Pío, llevada a cabo el 15 de julio de 1920, junto con el doctor Romanelli, a taíz de la invitación del superior provincial de los capuchinos de Foggia. La descripción de las llagas coincide esencialmente con la de la Primera relación. Polemiza con el doctor Bignami, el cual había asegurado a los superiores que las lesiones del fraile sanarían en poco tiempo, una vez vendadas escrupulosamente, COIJlO él lo ordenó, aunque con resultado nulo. Rebate también otras hipó– tesis de científicos sobre el origen de los estigmas en general. A continuación, el 15 de diciembre de 1924, el doctor Festa pedirá a la autoridad eclesiástica la autorización para someter al 110
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