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origen nervioso de las heridas, porque, una vez producidas, debe– rían seguir el curso de cualquier otra lesión, o sea, o curar o supurar, Curación que no ocurrió en el P. Pío, aun sometido a cuidados escrupulosos, prescritos por Bignami. Complicaciones y supuraciones que no se encontraron nunca en las heridas del P. Pío. Romanelli definió la relación de Bignami como un alegato que, mientras se propone destruir, edifica "maravillosamente". Intento fallido de cicatrización Bignami debió de ver refutadas sus conclusiones y esfumadas sus pretensiones por el resultado negativo del tratamiento pres– crito al P. Pío después de la visita, y cuidadosamente atendido por cuatro sacerdotes de confianza. Nos informa uno de éstos, el P. Paulina de Casacalenda: Bignami "mandó fajar y sellar las heridas en presencia de dos testigos y controlar los sellos de las mismas en presencia de los mismos testigos, durante ocho días, a fin de poder tener la certeza de que las heridas no habían sido tocadas y mucho menos curadas. Después de ocho días había que hacer una concienzuda relación para decir si las heridas habían cicatrizado o no... De este modo durante ocho días se quitaban las vendas del día anterior, después de comprobar el sello, y se ponían otras nuevas... El profesor Bignami creía podrían con ello cicatrizarse, o al menos mejorar... Al octavo día en que le fueron definitivamente quitadas las vendas al P. Pío, mientras celebraba la misa salía tanta sangre de las manos, que nos vimos obligados a traer pañuelos, para que el padre pudiese secarla". Hemos de añadir que, en el control de cada día, vendas y sellos estaban siempre intactos. En una relación, firmada con juramento por tres capuchinos encargados de vendar las heridas del P. Pío, leemos estas conclu– s10nes: 1) El estado de las heridas durante los ocho días continuó sie_nd~ el mismo, excepto el último, en que adquirieron un color roJO VIVO. 2) Cada día, como se puede observar en las vendas que 106