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les dice, y más si se fortalecen las tales con a1guna opinión al parecer acertada. Verdade– ramente que me sacan de quicio; pero, señor, no me sacan, sino que yo me salgo, por no te– ner hábito de paciencia. 4. También tengo aversión a personas cau– telosas y de segundas intenciones y de las que hacen demostraciones de que pasan grandes cosas interiores, ora sean gracias de Dios ora sean trabajos, si los dicen mostrándose expe– rimentadas y que entienden el pulso de estas cosas espirituales y me parece hacen alarde de ellas. 5. Curiosa en extremo, y así, aunque el me– nosprecio de mi traje trae consigo olvido, yo nunca lo tengo, porque siempre tengo de ir aseada en mi aseo y aliño como una señora en el suyo. 6. La falta que en mí más reina es no cortarme y ajustarme con paciencia quieta a las condiciones de las personas no tan ajusta– das al ejercicio de virtud y religión, sino que quieren atraer las cosas a su natural. 7. Tengo el entendimiento muy discursivo en cosas de pena, y esto es uno de los mayores impedimentos que me perturban y desasosie– gan la quietud interior. 8. Quiero, y apetece mi natural, ser queri– da, pero no para ser blanco de voluntades, si bien siento mucho el desamor e ingratitud, sino para mayor unión y hacer efecto en los cora– zones. 9. Soy enemiga muchísimo de tratar con personas de un ordinario saber, y así es mi pa– sión tratar con las de buen sentir así en cosas corporales como espirituales y, para lo que toca a mi espíritu, doctas, graves y santas. 10. Tengo grande aversión con los que pre– dican órdenes de espíritu, religión y santidad, constándome a mí son sujetos modernos así 103