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EL MENSAJE DE LA BIBLIA licas las epístolas de San Juan, aunque dos vayan dirigidas a una sola iglesia, y una a un solo individuo. La epístola de Santiago es una exhortación práctica, una pastoral de un obispo a sus fiieles. La primera de San Pedro es una carta de esperanza. Expone principalmente las verda– des relacionadas con la salvación traída por T esús, sacando aplicaciones prácticas para la vida cristiana. La segunda epís– tiola de este apóstol pone, en guardia contra la gnósticos y libertinos. Afirma el retorno de Cristo y la ruina del mundo y exhorta a una vida verdaderamente cristiana. La primera epístola de San Juan es un comentario cálido del cuarto Evangelio. La idea central es el amor, en el cual se encuentran y reconocen los verdaderos cristianos. La se– gunda idea es la de Jesús. Hijo de Dios, enviado por Dios como salvador del mundo. La otra epístola recomienda, en trece versículos, el amor fraterno, fundándose en la fe en J esucristio encarnado y desechando las doctrinas de falsos maestros. La tercera epístola de San Juan da consejos y nor– mas al misionero. La breve epístola de San Judas se ocupa, también, como la segunda de San Pedro, de los doctores. Las epístolas, pues, son la prolongación del corazón de Cristo en el corazón de sus apóstoles ; a través de ellas nos introducimos en los secretos del cristianismo primitivo, nos acercamos a la persona de Jesús y encontramos el fundamen– to del gozo y de la paz del espíritu, según las palabras de San Juan: «Lo que era desde el principio, lo que hemos vis– to con nuestros ojos, lo que contemplaron y p:ilparon nues– tras manos tocando al Verbo de la vida... lo que hemos vis– to y oído es lo que anunciamos a vosotros, a fin de que viváis también en comunión con nosotros» (I Jn., I,I a). 7) El Apocalipsis.-Al lado de las epístolas de San Pablo.
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