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26 Los ángeles no tienen nombre. Dios protege y ampara al hombre con múltiples pro– videncias. Una de las más entrañables y amistosas es ha– bernos dado por compañeros los "Angeles Custodios". Hay quien quiere relegar a los ángeles a mito, fábula o fantasía infantil. El Concilio Laterano IV y el Vaticano I confirmaron la verdad de su existencia. Y en nuestros días el Vaticano II subraya que "la Iglesia profesa una es– pecial veneración a los ángeles". La angelología está en– trañablemente metida en nuestra piedad de católicos. ¿ Qué madre no ha dormido a su niño recitando aquellos simplísimos versos: - "Cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la guardan", O aquellos otros: "Angel santo, ángel querido, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas ni de noche ni de día". La Biblia habla a menudo de estos seres misteriosos, 1 mensajeros, peregrinos o fuerzas enviadas por Dios. Es– píritus al servicio del Señor y Creador. Rápidos, veloces, juveniles, fuertes, hermosos. Ellos simbolizan, encarnan, las acciones de bondad de Dios o son sencillamente las fuerzas del bien que nos asisten a los hombres. 84

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