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Hay temperamentos inquietos que con un simple achuchón dejan a la madre muy contenta. Y otros con cincuenta palabras no tienen ni para empezar. ¿Pero tú le dices cada día a la Virgen que la quieres? Pues bien. La Virgen, como toda madre, no acepta una forma única de alabanza, aunque eso sí, tenga predi– lección por las palabras que el ángel le dijo, tan estrecha– mente vinculadas a Cristo: "Llena de gracia, el Señor está contigo... ". , 83