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El Evangelio es el anuncio del gran acontecimiento salvador ofrecido sin limitaciones para todos. Vida, he– chos, gestos, palabra, muerte y resurrección de Cristo. Intensa vida que se nos transmite en términos de esperan– za, de perdón, de futuro. La Buena Nueva del Reino, de la transformación universal. El Evangelio tiene dos lecturas importantes: una, científica o de curiosidad por saber qué dice, de qué ha– bla, de quién habla, y cómo lo expresa... Otra, compro– metida, en la que se busca al personaje como amigo, la aceptación de Jesús como Salvador y su buena noticia. El Evangelio es así, espacio de maduración humana y reli– giosa. Este es el modo de leerlo. Antes que historia, que teoría o sistema ético, el Evangelio se cree. Y la fe va desvelando al creyente la per– sona y las ricas palabras de Jesús. El Evangelio puede vol– ver a ser representado actualmente en auténtico compro– miso social. El Evangelio es de Jesús y para el mundo en cada sig– no de tiempo. Lo mismo que su Persona. Hacer del Evan– gelio lectura literaria meramente, sería hacer de Jesús un personaje de ficción. Cuando su realidad es de una enor– me fuerza liberadora. El Evangelio ha de ser el libro de un buen cristiano. -"Maestro, ¿dónde habitas?", le preguntaron a Jesús. Jesús habita y se encarna en la palabra del Evangelio. El Sabio Orígenes afirmó que "el Evangelio es una especie de segundo cuerpo que el Salvador ha tomado en la pala– bra". Palabra clara de interpretación para los sencillos y perturbadora para los sabios. Igual que el anuncio de los ángeles en la noche de Belén a los pastores: - "Encontra– réis al Niño envuelto en pañales". Encontraréis el anun– cio de la salvación envuelto en palabras sencillas". 79

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