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22 La primavera es más bella que la guerra. En uno de sus mensajes de verano a la juventud, Juan Pablo II invitaba a los jóvenes a leer: "Aprovechad el tiempo libre de estudio o de otras ocupaciones para de– dicarlo a la lectura de buenos libros, que aumenten y ha– gan más profunda vuestra cultura literaria, científica y re– ligiosa", les decía. La lectura es una experiencia vívida, uno de los mo– dos accesibles a la felicidad. (Jorge Luis Borges). Los que somos lectores empedernidos solemos leer tres libros a la vez. Uno profundo para la meditación, la reflexión y la filosofía, otro más ligero, que leemos con más frecuen– cia, y un tercero que se lee de un tirón. En un mes de agosto, de dos sentadas a la orilla del río, me leí el libro "JESUS CRECIENTE" que lleva por sub– título: "Introito imaginario a la vida oculta de Jesús", de José María Sánchez Silva, autor de "Marcelino Pan y Vi– no". Aprovechando la hipérbole con que San Juan termi– na su Evangelio: "hay además muchas cosas que hizo Je– sús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribie– ran", el autor narra la infancia y adolescencia de Jesús hasta los doce años en que subió al templo de Jerusalem. Dedica el libro a la juventud y se pregunta: "¿ Cono– ce alguien a otro Hombre más joven que Jesucristo, Hijo de Dios?". Y responde: "El autor, no". 72