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* Un sorbo de amor para hacer del mundo una casa y una familia. * Un sorbo de Paz y Bien, para calmar locuras de guerra y arrogancias políticas. Y que nos repitamos que "Dios es bien, sumo bien, único bien... ". "Y que la paz que anunciamos con las palabras la tengamos antes en el corazón''. * Un sorbo de fraternidad para reemplazar el distan– ciamiento, por el dominio del amor. El Franciscanismo proclama que en el mundo hay un gran espacio para el amor de hechos, al considerar al hombre como ser transcendente y digno de ser amado por llevar en sí la "imagen de Dios". El poeta austriaco Rilke afirmó que sólo un hombre, como el Hermano Francisco de Asís, experto en humani– dad, que celebró a Cristo en su vida: "llenaría con su re– torno el mundo de resplandores". 160