BCCCAP00000000000000000000393

- Esto, amigos míos, es sencillamente maravilloso - dijo el Padre Fidel. »¿Ser como el desgraciado «C.»? »¿Parecerse a este soldado de Franco? »La elección no puede resultar difícil. »Y la elección está en vuestras manos». IV Hacia mediados de mayo volvió Josefina. Con mayor confianza que en las precedentes entre– vistas fue expansionando su alma ante el P. Fidel. - Lo que usted nos ha venido diciendo a las jóve– nes sobre el sentido de nuestra vida, que somos aquí en el mundo peregrinos a la fuerza, peregrinos a quienes Dios espera en el cielo con un inmenso acopio de felici– dad y descanso, me ha gustado mucho, me dice muchas cosas al alma, me hace pensar mucho... Pues me alegro de veras, chica. Sólo con que en una de vosotras produjeran tal fruto y efecto mis pala– bras, tendría yo bastante para creer que mi labor está muy lejos de ser perdida. - No sé lo que a otras habrá pasado, pues ya sabe cuánto me cuesta expansionarme con las demás en plan íntimo, pero en mí siento muy vivamente como el co– mienzo de no sé qué... , como unos preludios de vida nue– va... Los ojos de mi espíritu se van abriendo a horizon– tes iluminados y antes desconocidos. »Pero no sólo me voy asomando a nuevos horizontes; ahora estoy logrando comprender cosas que antes me resultaban demasiado extrañas y oscuras. Me explico aho– ra bastante bien, por ejemplo, mi crónica insatisfacción de todo, mi constante anhelar algo distinto y algo nuevo, mi continuo buscar y soñar... A pesar de que he sufrido ya no poco en la vida, he ido consiguiendo también bas– tantes cosas con las que había soñado mucho... ; y al te– nerlas, nunca duró mi satisfacción más allá de unas semanas. Yo no sabía explicar esta perpetua inquietud o desasosiego de mi espíritu. ¿Por qué Dios nos había he- 83

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz