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glado nada, pues ya podía comprender que ellos no iban a publicar tal escrito en los periódicos. Era precisa una verdadera retractación y satisfacción... Daba de plazo tres días. Si pasaban con resultado negativo, él sabría qué ha– cer; y que el Padre se atuviera a las consecuencias. Sería la primera vez que alguien se riese de él en la vida. José María llegó a preocuparse en serio. Y corno con– secuencia, nuevo forcejeo con el P. Fidel para que escri– biese otra carta... Sería sólo - se lo había asegurado al– guien - para uso interno del club... Bastaba con que ofreciera unas corteses excusas por lo ocurrido, testimo– niando de paso su verdadera estima por todos los socios y sus familias... Algo, en fin, que podía hacer perfecta– mente sin mengua de los principios ni lesión de la pro– pia dignidad. El 10 de abril se puso el P. Fidel a escribir de mala gana: «Sr. Presidente de «La Buena Sociedad». »Sólo en atención a ciertas personas de buena volun– tad, y porque no se diga que un ministro de Cristo deja de hacer cuanto puede por fomentar la concordia, empie– zo a escribir estas líneas, que de otro modo no escribiría. »Creo innecesario declarar de nuevo que si se publi– có en «Avanzadilla» el artículo que usted sabe contra ese Centro, no fue con intención de molestar a nadie, sino de combatir ciertos abusos que, según nuestros informes, ahí ocurrían. Se extremó seguramente el tono, cosa que la– mentarnos, pero de la que no puede asombrarse excesiva– mente nadie, si tiene en cuenta que se hizo en un perió– dico juvenil y combatiente. »Aquello no fue ciertamente, en nuestra intención, un ataque contra las personas, que nos merecen todo respe– to, ni siquiera contra ese Círculo recreativo en cuanto tal; fue lisa y llanamente un duro ataque contra los bailes y sus abusos. Los términos empleados nos parecieron, sí, fuertes y violentos - quizá lo debamos a nuestra fami– liarización con la cruda literatura actual -, mas no cier• tarnente «injuriosos». Ustedes los han encontrado así, pues bien: los retiramos, y sentimos el «agravio» hecho; pero nos mantenemos íntegramente en condenar lo que usted sabe y aquí no se pone. »No me cabe duda de que gran parte de los socios de 539

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