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CUANDO APRIETAN LOS CALORES... A principios de julio el P. Fidel de Peñacorada logró reunir a casi todos los jóvenes terciarios y terciarias en un acto conjunto. El acto tuvo lugar en el Salón-Teatro contiguo a la iglesia, donde se había celebrado en febrero la asamblea de la V. O. T. La temperatura del salón, convertido en nevera duran– te varios meses al año, resultaba por aquellos días de julio no poco agradable. Lo que continuaba lo mismo era su aspecto. Sencillamente desolador. ¿Pero quién podía extrañarse? Aquel local no había sido hecho para cuartel, y sufrido y castigado cuartel era desde hacía unos años en manos del Frente de Juventudes. Esta benemérita or– ganización lo fue utilizando para los actos y servicios más duros, para aquellos que a veces, por el mal tiempo, no se podían tener en la calle. Así, por ejemplo, en lo que debía ser pat10 de butacas (limpio de toda clase de asien– tos) se hacía frecuentemente la instrucción paramilitar... 122