BCCCAP00000000000000000000393

golosamente en nada. Lo cual no significa que haya de ma– tarse aquí en el mundo toda clase de satisfacciones. ¿Quién habrá gozado de las cosas bellas y puras de la tierra co– mo San Francisco de Asís? Quizá nadie. Pero es que San Francisco empezó por renunciar a todo... ; luego fue encon– trando a las criaturas como transfiguradas por la presencia divina, y sólo le servían para elevarse con mayor ímpetu de amor al Autor de todas ellas. - Llegar a esas alturas tiene que ser muy hermoso, pero también muy difícil. - No es cosa fácil, ciertamente. Los resultados admi– ran; los medios ya nos hacen menos gracia, aunque sepa– mos de fijo que quien renuncia a todo por Dios, todo lo encuentra más perfecto en El. »Por otra parte, cierto grado de renuncia nos resulta de absoluta necesidad, pues compromete muy en serio su misma salvación quien busca no privarse de nada que no sea claramente pecado. No es prácticamente posible el vi– vir sin pecar cuando no se quiere saber nada de mortifi– cación y renunciamiento. Nuestra existencia terrena es tiempo de ejercicio ascético y de lucha; la hora del des– canso y goce sólo sonará cuando esta vida se acabe. - Así que, resumiendo... - Resumiendo lo dicho (y lo mucho que aún queda por decir), y empleando palabras un poquito solemnes, quiero que sepas, María de la Gracia, que frente a la «fi– losofía del disfrute» que proclaman los del mundo, nos– otros los cristianos hemos de mantener una divina «filoso– fía del servicio». Los seguidores de la primera se pregun– tan egoísticamente en cada caso sólo por la satisfacción o ventaja personal que esto o lo otro les pueda traer; los que hacemos profesión de la segunda, sólo debemos pre– guntarnos si esto o lo otro «sirve» para algo verdadera– mente bueno y valioso. Para nosotros, Dios ha de ser todo en todas las cosas «omnia in omnibus», que dijo San Pablo -, y nuestra filosofía, nuestra ciencia de la vida, una «filosofía de servicio», porque nunca podremos culti– var la vida como un fin en sí misma, sino mirarla como una maravillosa realidad que sirve para demostrar a Dios que le amamos y sabemos hacer algo por El. 112

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz