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EN EL AIRE DE JUNIO HAY MUSICA DE VENCEJOS Consuelito, morena muy juiciosa y de firme carácter, se había ido interesando cada día más por las lecciones del P. Fidel. Las últimas especialmente le habían hecho un efecto muy hondo. Colegiala ella en las Carmelitas de la Caridad hasta el fin del curso anterior, siempre había sido notablemente for– mal y piadosa; pero nunca, o casi nunca, había pensado en salir de una piedad corriente, .nunca se le había ocurrido que pudiera y debiera ella atender a una subida tarea espi– ritual. Por eso las palabras del P. Fidel habían ido sonando en su espíritu como una revelación de vida nueva. Ella, que no tenía nada de frívola, no podía tomar a la ligera aque– llo de que «Dios tiene derecho a esperar no poco de noso– tros..., que no puede contentarse con programas negativos, como si al darnos la existencia nos hubiese encargado tan sólo que no hiciéramos fechorías ... ». Contra estas afirma– ciones no había encontrado ella nada que oponer; por con- 101
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