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las formas y de las figuras que los educadores van grabando con amorosa mano. Es la hora de imprimir al vivo la marca de los principios eternos, de los bellos ideales humanos, del sentido de la vida... de un modo progresivo y gradual. Y esto en la forma plástica con que saben hacerlo los padres simple– mente, dejándose llevar de su gran corazón. Es la hora de aprendizaje de las virtudes humanas y divi– nas, más con los gestos y la vida que con la palabra. El niño aprende a ser veraz porque la mentira es vil y fea. El niño aprende la ciencia de compartir porque padre y madre lo com– parten todo con alegría y generosidad. El niño aprende a pen– sar en los demás porque así lo ha visto siempre en casa. El niño aprende a rezar porque la oración es bella en labios de sus padres, que para él son lo más grande, lo más hermoso y lo más bueno del mundo.. . Para la cultura del hombre viejo, la muerte es el fin. Des– pués de la nada. Para el hombre nuevo -para la descendencia de la mujer– María- la muerte no es estación terminal, es tránsito, es dor– mición . Después la Vida... El modelo pagano es feo y falso. El modelo mariano es bello y verdadero. 48

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