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Dios es obra del hombre nuevo con murallas de cristal y bellos jardines con cultivos de gracia y de amor. Su bandera es blanca y pregona la paz. El hombre viejo ha construido sobre movedizas arenas la ciudad mundanal. minada de ego– ísmos, pasiones y cobardías. Kierkegaard ha visto el mundo con las gafas del pesimis– mo teológico y la culpa original da como fruto amargo "El concepto de la angustia" en una situación turbadora de temor y de mordeduras de conciencia. No ha lugar para el proyecto de vida dinámico en lo personal y en la comunidad ni a un papel activo en la obra de rehabilitación, a que nos invita rei– teradamente la corresponsabilidad en la obra de la salvación. La libertad con la que Cristo nos hace libres, es decir, actores del drama divino de la Redención, queda peligrosamente mal– herida con una pasividad deshumanizante. Los humanismos alicortos han resultado paradójicos y desconcertantes. El hombre "endiosado" tiene que confesar que la vida es "un absurdo", un tenebroso "túnel sin salida", una "tomadura de pe lo del destino", un "horizonte cerrado", una "aventura obscena", un "sin sentido". Hay un clima espe– so de "peste y náusea", de "angustia existencial", de "senti– miento trágico de la vida", de "frustración y chantaje", de "ser-para la muerte" , de decepción y desesperanza. No es de extrañar que, en este ambiente tormentoso de tragedia, el Nobel, la actriz famosa , el político encumbrado y destronado, el joven incomprendido, el pensador perturbado supriman cobardemente su propia vida con un tubo de barbitúricos o pegándose un tiro en la sien ... Árbol genealógico. En rigor, la raza de l diablo y la raza de la mujer son dos modos de ser, dos formas de existencia, dos modos de visión de la vida, dos estilos beli geran tes de un antagonismo implacable. No se trata, pues, de rasgos perifé– ricos, de gestos anecdóticos, de circunstancias irrelevantes de tono menor. La cuestión de fondo -"el ser o no ser"- es el "sentido de la vida", la visión metafísica y teologal de la exis– tencia en su totalidad, con su "ideario -forma mentís-" y con su programa de acc ión -forma vitae-. Hay una perspectiva de 42
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