BCCCAP00000000000000000000337
CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR blasfemia, excrecencia de almas sucias. Somos triste– mente famosos como pueblo que blasfema. Es un vicio grosero, de los bajos fondos de la brutali– dad y del salvajismo. Un hombre medianamente culto siente repugnancia y furia ante ese feo lenguaje de ver– tedero. Junto a la blasfemia, un fenómeno relativamente nue– vo, al borde de la decadencia y de la obscenidad: la irreverencia frívola con que se aluden las cosas sagradas en las pandillas juveniles y en las tertulias de bar y de sobremesa. Disco rojo Las intrigas clandestinas que acaban con la difama– ción y el proceso del justo: perjurio, falsos testigos, chantaje a la verdad. No se puede jurar sin verdad por– que la mentira es una ignominia. No se puede jurar sin justicia porque la injusticia es un crimen. No se puede traer a Dios para que rubrique la falsedad. III. EL PUEBLO DE Drns EN LA CASA DE Dios « Y tributad al Señor tanto honor en el pueblo a vosotros encomendado, que todas las tardes, por medio de pregonero u otra señal, se anuncie que el pueblo entero rinda alabanzas y acciones de gracias al Señor Dios Omnipotente» (San Francis– co: Carta a las autoridades de los pueblos). El hombre tiene derecho a la celebración festiva y comunita– ria del culto divino. El hombre moderno lleva un tren de vida vertiginosa, dura, fatigante. Psicológicamente, necesita tiempos libres para las evasiones legítimas, para el descanso y para el ocio. Si no existiera la Ley del descanso dominical habría que inventarla por simples razones psicológicas para evitar el ner– viosismo, la agresividad, el stress. - 79 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz