BCCCAP00000000000000000000337
CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR Los kioscos, el cine, las revistas, ensucian las calles con su basura. La televisión maloliente invade la intimidad de los hogares. Se despenaliza el crimen del aborto. Hay campañas para dispersar y destruir la familia me– diante el divorcio y el amor libre. Se empuja a la delincuencia, al atraco, al robo, me– diante el consumo de la droga y las prácticas más oscu– ras del envilecimiento ... La Iglesia no puede callar. La Iglesia tiene que hablar con voz clara y fuerte; con hu– mildad, pero con valentía; con bondad, pero con energía, por– que se juega el «ser o no ser» del hombre, el «ser o no ser» del cristiano. Como afirma el valeroso Juan Pablo II, tenemos que hablar para no «traicionar» la misión encomendada a la Iglesia por el mismo Cristo. La Iglesia tiene la misión -deber y derecho-: - De proclamar que Dios es, que Dios existe, que vive en el mundo actual para descubrir al hombre el sentido de su propia existencia. Sólo Dios «responde a las ansias más profundas del corazón humano, que nunca se sacia plenamente con el alimento terreno». El hombre nece– sita saber «cuál es el significado de su vida, de su acti– vidad y de su muerte». «El hombre que sigue a Cristo, hombre perfecto, se hace a sí mismo más hombre» (Gaudiwn et Spes, 41,1). De defender la dignidad humana contra todos los ban– dazos de las filosofías, de la manipulación de las ideo– logías, de la tergiversación de los «humanismos», de la droga de los hedonismos, de la furia ruinosa del ateísmo. Sólo Cristo puede asegurar al hombre su dignidad y su libertad (ibícl., 2). La Iglesia conoce y pregona la verdad del hombre - 111 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz