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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MISION POPULAR CRISTO EN SU IGLESIA, «SACRAMENTO DE SALVACION» El Papa y el labriego que cultiva los campos, el gobernante y el vendedor de periódicos, el escritor y el encargado muni– cipal de los jardines, el astronauta y el marinero, el sabio y los cosecheros de aceitunas, el estudiante y las muchachas de servi– cio, el sacristán y los vendedores ambulantes, el niño recién bautizado y los anacoretas ... , todos son Iglesia. Tú y yo somos Iglesia. Necesitamos despertar y vivir la conciencia de Iglesia. Cada uno en su puesto, cada uno con funciones específicas, cumplidas con fidelidad, con alegría, con apasionamiento. No importa el «papel» que nos toca represen– tar, lo que importa decisivamente es la «calidad» de la inter– pretación. Para subir a los altares -canonización del buen ser y del bien hacer- la entrada es «libre» ... Preguntaba un periodista a Juan XXIII: «¿Qué espera Vuestra Santidad del Concilio?» Y el Papa le contestó: «No lo sé muy bien.» Y abriendo una ventana de palacio, le dijo: «Al menos, aire fresco». «Aire fresco» es lo que esperamos todos de la Misión. El aire fresco que nos ha afinado el espíritu cuando nos encontra– mos con Dios y conversamos con El a la brisa de la tarde en estas Jornadas misionales intensivas. Ese aire limpio que ha «aireado» nuestra alma por dentro cuando ya, como el pobre enfermo enclaustrado, no sentíamos el ambiente enrarecido de espesos olores. El aire fresco del santo temor y del más bello y grande Amor, hecho perdón y misericordia y gracia. El aire fresco que nos ha dado alas de águila cuando hemos descubierto - 103