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CRISTO, PROTAGONISTA DE LA MlSION POPULAR Una generosidad inmensa con sus discípulos y apóstoles, a quienes llama sus amigos y hermanos. Cristo se vuelca sobre ellos con detalles exquisitos, cuida de ellos como una madre, les va formando con paciencia y compren– sión y se explaya con ellos como un amigo o un hermano. « Les lavó los pies».-Significa la dedicación al prójimo en todos los menesteres de la vida diaria, tareas humildes que for– man la trama de la existencia, en los segundos planos del «tiem– po ordinario». Es aceptar al prójimo tal como es, con el polvo y el sudor de los caminos y lavar con naturalidad sus pies, so– portar pacientemente sus fallos, aguantarlo en la monotonía y en las rarezas de la convivencia. Es un gesto ejemplar: «¿ Ha– béis visto lo que he hecho con vosotros? Si Yo, que soy el Maestro, corno bien decís, he lavado vuestros pies, también vosotros debéis lavaros los pies unos a otros ... » «Me amó y se entregó a la muerte por mí».-Es una prueba abrumadora del Amor que nos tuvo Cristo: nos amó hasta el «extremo», hasta el fin, con todas las consecuencias. No sólo nos dedicó la vida. Nos dio su propia vida: murió por nosotros. Y nadie arna tanto como el que da la vida, sobre todo por los motivos y en las circunstancias en que lo hizo Cristo. Cogió la sentencia de condena dictada contra nosotros y 1a clavó en la Cruz. Nos rescató y nos redimió con su Sangre. Es una certeza que transforma nuestra vida: nada ni nadie podrá separarnos del Amor de Cristo, del Amor que nos tiene Cristo: ni la tribulación, ni la angustia, ni el hambre, ni la desnudez, ni el riesgo, ni la persecución, ni el cuchillo (Rorn 8,35). EL PRÓJIMO «ES» CRISTO El Amor horizontal, «antropocéntrico», se difumina en al– truismo, compasión y efusión del sentimiento. Para que sea cris– tiano precisa de una referencia expresa a Cristo: «por mi causa», «en mi nombre», «en razón de que son discípulos míos», «por el Reino de los cielos». En esta perspectiva, Cristo «se identifi- - 97 -