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MISION DE ARDA Dase noticia del reíno de Arda, vecino al del Benín; y de la misión que los nuestros hicieron en él por los años 1659 de orden de la Sacra Congregación, a petición de nuestro católico monarca. 1.-De esta apostólica misión habíamos de tratar, según el orden sucesivo de los años, en otro lugar, pero respecto de ser el reino de Arda vecino al del Benín y a la isla de Santo Tomé, de quienes poco ha tratamos, la colocaremos en este lugar, y con eso dejaremos libre el paso para las de Guinea y Sierra Leona, que son las que más han frecuentado nuestros Capuchinos de España en aquellas partes de Africa y a donde la variedad de sucesos nos llama y pide toda la atención para no cortar el hilo de su continuación, adversidades y maravillas; de todo lo cual hubo mucha abundancia como podrá ver el curioso cuando tratemos de ellas. 2.-Fué, pues, esta misión de Arda, aunque acompañada en sus principios de circunstancias bien propicias que prometían un gran progreso, a la verdad infructuosa para la nación a quien la envió la Sacra Congregación de Propa– ganda Fide, pues malogrando la ocasión que les ofreció el cielo a sus naturales a expensas de la misericordia del Señor celestial y Dios omnipotente y de la solicitud de nuestro católico monarca D. Felipe IV, el Grande, sin embargo de haber llegado a tener en su reino, después de grandes trabajos, muchos y muy fervorosos operarios que con vivas y continuas instancias procuraron reducirlos a la luz y ponerlos en el camino de la verdad, al fin, ciegos y obsti– nados en sus vicios y errores, quisieron antes quedarse sumergidos en sus tinieblas que sujetarse al yugo suave del Evangelio y gozar de su claridad saludable. 3.-Pero si fué por esta parte infructuosa la misión, no empero fué sin fruto para los que con piadoso y caritativo afecto se dedicaron a ella, sacri– ficándole a Dios las propias vidas por el remedio espiritual de aquellos ciegos idólatras, pues, como iremos viendo, fueron muchos los trabajos y adversidades