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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 45 todo eso los experimentaron tan piadosos, benignos y corteses, que, demás de haberlos sacado del cautiverio en que estaban, los tuvieron después más de cinco meses en sus casas, sustentándolos y asistiéndolos en cuanto hubieron menester con liberalidad, hasta que, aportando allí un patache inglés, tuvieron ocasión de embarcarse para otra parte. Hablaron al capitán del bajel y éste, con la misma generosidad que los factores, se ofreció a llevarlos a su coste hasta el cabo del Lobo, adonde suelen acudir navfo.s de comerciantes de todas na– ciones (44). 11.-Embarcáronse los Padres en el patache inglés y enderezando la proa para el cabo del Lobo, con designio de ir a buscar embarcación para volverse a Europa, por haber hallado tan cerradas las puertas del Benín y no tener orden de la Sacra Congregación para pasar a otros reinos, ni medios o dispo– sición para ello, ordenó Dios por sus inapelables juicios que contra todo con– sejo humano y contra viento, para que el caso fuese más prodigioso y notable, amaneciesen el día siguiente en la isla del Príncipe, que es vecina al Congo y está sujeta a los portugueses, y por lo que su Majestad obró en sus naturales por medio de sus ministros evangélicos, conocerá cualquiera llanamente haber sido máxima de su altísima providencia y paternal misericordia el guiarlos a aquella isla sin poderlo evitar ni prevenir ellos ni los pilotos. 12.-Fueron, pues, recibidos de aquellos isleños como lluvia enviada del cielo en tiempo de gran sequedad por lo mucho que necesitaban y deseaban tener sacerdotes que les enseñasen el camino de la verdad y administrasen los santos sacramentos. Aquí les dieron noticias individuales de la gente y reino de Huete, vecino al del Benín, cuyos habitantes o los más decían ser católicos y que el rey sabía leer y escribir, el cual pocos años antes se había casado con una dama de Portugal. Tenía entonces la isla del Príncipe más de tres mil personas adultas; en ella plantaron los Padres la misión y perseveraron hasta tener embarcación para pasar a otras partes de Africa; y fué tan copioso el fruto que hicieron en aquellas almas por espacio de seis meses que duró su detención, que dieron por bien empleados cuantos trabajos habían padecido hasta entonces, y, aunque hubieran sido muchos más y mayores, a trueque de no perder ocasión de tanta gloria de Dios y provecho espiritual de aquellos pobres isleños. 13.-Son todos los habitantes de la isla católicos, pero, por falta de doctrina y de quien se la enseñase, estaban entonces grandemente ignorantes e incultos en las cosas de la fe y buenas costumbres. En toda ella no había sino un pobre (44) Arbo era una ciudad perteneciente al reino de Benin, muy frecuentada de mercaderes ingleses y holandeses. Cabo del Lobo, que aquí dice el P. Anguiano, es cabo López, situado en el golfo de Guinea y en el vértice del triángulo formado por dicho cabo y las dos islas de Annobón y Santo Tomé.
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