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Va el Prefecto con su compañero a palacio en compañía de los ministros del rey; reconocen el engaño de éstos y sus traiciones; préndenlos y llévanlos a la cárcel de Goto; refié– rese el viaje, el medio por donde salieron de la prisión y los frutos maravillosos de toda esta tragedia. 1.-Fueron tantos y tan notables los trabajos que padecieron estos Padres, después de los ya referidos, y tan parecidos a los del Apóstol San Pablo, que parece son dibujos sacados de aquella idea, pero copiados con tal primor y propiedad, que veremos reiterados en ellos muchos, si no todos, de los que experimentó en su predicación este gloriosísimo Apóstol, como se puede ver en los Actos Apostólicos, en la peregrinación que hizo a Roma, por las con– tinuas asechanzas, dolos y traiciones de los hebreos. Pero así como en éstos tenemos varios motivos para conocer y alabar las tr azas maravillosas de la sabi– duría eterna, ordenadas al bien y utilidad de muchos, en los sucesos pre– sentes se nos manifiestan otras tan raras y peregrinas, que si atendemos a la malicia humana, parecen sin segundas, y si consideramos los empeños del poder divino, es preciso reconocer echó en esta ocasión los primores no menos de su sabiduría que de su infinita misericordia, pues lo uno sus mismas trazas y engaños de estos bárbaros sirvieron de llave a los misioneros para salir de tan extravagante prisión, y lo otro comenzaron desde aquí sus dichas, verifi– cándose en ellos lo que dice el rey profeta al salmo 82: Imple facies eorum ignominia, et quaerent nomen tuum, Domine ( 42). 2.-Llegaron, pues, al palacio el Prefecto y su compañero, creyendo ser llamados del rey, pero, queriendo entrar, les estorbaron el paso los mismos mensajeros, diciendo había salido el rey fuera de la ciudad. Aquí conoció el Prefecto el engaño de aquellos hombres y con ese pretexto le tenían ar- (42) Salmo 82, 17.

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