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18 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA dos m1S1oneros iempre con prosperidad, pero respecto de ser innumerable la gente y haberla de instruirla y catequizarla primero, pidieron con instancias auxilio de compañeros, el cual no se les pudo dar por haber ocurrido entonces la persecución que movió el rey del Congo y no permitirles salir, según ya dije más en su lugar, de las tierras donde se hallaban. Al cabo de seis años llegaron a Loanda seis Padres italianos para esta nueva misión, los cuales llevaron la respuesta de la carta que la Zinga envió al Sumo Pontífice y junta– mente orden para que se hiciese luego un colegio o seminario para enseñar a los mozos letras y buenas costumbres (22). El reino que conquistó la Zinga se llama de Matamba y cae a la costa. 14.-Fué por Superior y Prefecto de esta misión el P. Fr. Serafín de Cor– tona, el cual había asistido en la del Congo algunos años, y en la elección que se celebró en Loanda, según el orden de Su Santidad, fué escogido para ese ministerio (23). Desde entonces han corrido con esta misión los Padres ita– lianos y es de las más célebres que tiene la Orden. A nuestros españoles sólo les tocó en ella echar los primeros cimientos en su prisión de Huandu, pero éstos fueron tan firmes y sólidos como lo muestra el edificio admirable que después se fundó sobre ellos. Vivió después algunos años la reina Zinga, profe– sora, no ya de errores y culpas, sino con grande observancia de la ley divina y tan estudiosa en el divino agrado, que aspiró con toda vigilancia a conseguir la perfección evangélica. Tomó el hábito de la Tercera Orden y en él acabó su vida, dejando insignes ejemplos al orbe todo de prudencia, religión y piedad que deben imitar los reyes y príncipes, sin desdeñarse de su color oscuro y antiguos errores, pues procuró lavar sus manchas con la penitencia y vida ejemplar, según se lo oí referir varias veces en Sevilla a un religioso anciano en cuyas manos murió, volviendo éste con otros a trabajar en aquella misión: que es lo que puedo añadir a esta relación (24). (22) La carta del Papa, a la sazón Alejandro VII, fechada el 19 de junio de 1660, la recibió la Zinga en julio de 1662 (CAVAZZI,o. c., 403), y la de la Congregación (6 de octubre de 1660) mandaba efectivamente se fundase un seminario para el clero indígena (ibid., 405). (23) El P. Serafín de Cortona fué elegido por los misioneros, siguiendo las órde– nes de Roma, por Prefecto de la misión del reino de la Zinga o Matamba, el 27 de diciembre de 1654; él fué quien dirigió luego la misión, el que consiguió la libertad de la hermana de Zinga, etc. Esta quiso enviar un embajador al Papa en 1658 para que prestase obediencia al Vicario de Cristo, pero por dificultades políticas no pudo ir; fué, en cambio, a Roma el P. Serafín, llevando por compañero a Fr. Jerónimo de La Puebla, capuchino español, que regresó a su provincia en el citado año. Entre– tanto, el P. Serafín se dirigió a Rom11 y presentó al Papa y a la Congregación las cartas de Zinga (CESINALE,o. c., 616-17), contestándole con otra y con el envío de más misioneros, que al principio fueron designados 17, pero que luego se redujeron a seis, los cuales salieron para Angola el 15 de septiembre de 1661. (24) Cuanto aquí refiere de Zinga responde en un todo · a la verdad. Cooperó luego a la acción de los misioneros con gran interés. En 27 de agosto de 1662 enviaba al Papa una carta, pidiéndole nuevamente más misioneros y protestando una vez más
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