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MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 117 15.-Enfrente de esta de Bisao está el río que llaman Grande; es tierra firme, por donde se comunica con el de Gambia por la: parte del norte, y por la parte del sur tiene los ríos de Nuño, Ponga y Sierra Leona, todo lo cual y sus dilatados ríos está poseído de factorías de ingleses. A una y otra parte de la isla referida de Bisao hay otras doce islas que llaman de los Bisogoas, todas muy pobladas de gente. De la boca de la barra que está en once grados, para entrar a esta isla de Bisao, por la boca del río Grande, hay dos leguas hasta la dicha isla; la barra es muy limpia y bien larga, y asimismo el puerto de Bisao es limpio y profundo. De otras naciones adyacentes y vecinas daremos adelante noticia más extensa. 16.-Comenzaron ·los nuevos obreros a ejercitar su ministerio apostólico y poco a poco fueron experimentando las malas influencias de los climas de tal manera adversos a los naturales de Europa, hasta que les sacan la sangre que llevan y se connaturalizan con los mantenimientos viles del país, o pierden la vida, que suele ser lo más ordinario y lo que les sucedió a casi todos estos religiosos después de largas y penosas enfermedades. Todos, empero, mientras pudieron, trabajaron cuanto les fué posible, y es sin duda que hicieron muchas y singulares conversiones. El tiempo y descuido en observar los sucesos nos ha borrado la memoria de sus frutos, a que dió ocasión el haber ido muriendo poco a poco los más, y vuéltose a Andalucía por sus enfermedades uno o dos de dichos Padres, de forma que vino a quedar solo por más de un año y medio el P. Fr. Jerónimo de Fregenal, hasta que, viendo no conseguía respuesta de muchas cartas que envió, ni nuevo auxilio de compañeros, le fué preciso volverse a Europa a solicitar el remedio de aquellas pobres almas (116). 17.-Vida y virtudes del P. Fr. Pablo Jerónimo de Fregenal.-El santo (116) Los nuevos m1S1oneros se distribuyeron por todo el país, pero el terrible clima africano hizo que todos enfermasen y que algunos de ellos muriesen, contándose entre otros el P. José de Málaga; varios de los supervivientes determinaron volverse a la Provincia. Según carta del Internuncio de Bruselas a la Congregación (27 de sep– tiembre de 1672) fué designado Viceprefecto de la misión el P. José de Málaga y que, en caso de fallecimiento, se fuesen sucediendo unos a otros en ese cargo; añadía que uno -al parecer dicho P. Málaga- había muerto; tres se volvieron a España; otro se dirigió a la isla de Ponga, de donde también regresó a España, quedando así solo el P. Fregenal y con el cargo de Viceprefecto por muerte de sus compañeros (APF, SR, v. 438, f. 431). Así sucedió que ya en mayo de 1666 no quedaban sino el P. Pablo Jerónimo de Fregenal, que siguió, como luego veremos, en la misión, y los PP. Teodoro de Bruselas y Basilio de Cabra, los cuales también decidieron volverse a la Provincia; mas antes quisieron traerse consigo los restos de los PP. Serafín de León y Antonio de Jimena, no pudiendo hacerlo por no haber encontrado sus cenizas, como ya dejamos indicado anteriormente. Poco después de hacer esa diligencia, el 22 de mayo de 1666, se embarcaron en Cacheo en dirección a la isla de Madera, pero el 13 de junio sufrieron una terrible tempestad que les obligó a regresar a Cabo Verde, donde estuvieron luego un año esperando embarcación para Europa, ejecutando su viaje más tarde y llegando a Sevilla a fines de 1669 (Carta del P. Teodoro de Bruselas a la Congregación, Sevilla, 5 de enero de 1670, en Arch. Prop. Fide, SA, v. 343, ff. 121, 127).
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