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106 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA no será impropio que yo, siendo su hijo, las acompañe en nombre de todos con este breve panegírico. 15.-En el valle de la tierra de Moab contra Fogor, le señaló Dios sepul– tura a Moisés, y siendo sepultura de la mano de Dios, hasta hoy ningún vi– viente la ha podido descubrir. Quizá si fuera hecho el sepulcro por mano de hombres, ya se hubiera descubierto, o porque los santos no están seguros en sus sepulcros de la impiedad de las lenguas, aunque defiendan sus cadáveres los ángeles: Cum Michael Archangelus cum diabolo disputans altercaretur de 'Moysis corpm·e (110), o porque no tanto la piedad que merecen cuanto la vanidad hubiera fabricado en ellos con capa de culto y veneración soberbias y monstruosas máquinas para ser reverenciada con ellos, semejantes a las que hoy se miran en diferentes templos de Europa, adonde los sepulcros parecen en el ornato altares de los santos, y los altares de éstos, en el desaliño, sepulcros de pobres y mendigos. Es nuestro Dios y Señor grandemente amigo de la humildad en todo y así a su gran siervo Moisés, para mayor crédito suyo, le dió la sepultura en sitio humilde y bajo, esto es, en el valle y valle de Moab, que por su señalada humil– dad y rendimento era muy del gusto de Dios. Olla spei meae, llama a Moab David, al salmo 59, y explícalo nuestro Titelmann diciendo: Quia videlicet Moabitas in plenissimam sujectionem perduxerat. Que es bien conforme a la de Moisés, pues se rindió a la muerte, jubente Domino, y contra Phogor que se interpreta hiatus, bostezo, hipo y toda suerte de alarbes. Para desterrar con tal acción la vanidad y soberbia de muchos que hasta en los sepulcros pretenden ostentarla y aun eternizarla; ·pero al fin: Omnis vallis exaltabitur et omnis mons et collis humiliabitur, y la razón es porque Deus humilia respicit et alta a longe cognoscit. 16.-Hoy tiene su sepultura nuestro siervo de Dios, aunque incógnito como Moisés, en el sitio humilde, que sirve de cementerio a los cristianos esclavos y pobres de Cacheo y hace a la parte opuesta de Fogor, que es adonde se entierran los ricos y poderosos que tienen con qué comprar sepultura. Este sitio señaló el cielo para urna de sus reliquias, para que en vida y en muerte tenga misteriosa armonía su observancia de la altísima pobreza, su desprecio de las honras vanas de este mundo, su amor y caridad a los pobres, muchos de los cuales fueron bautizados por su mano, y últimamente para que desde allí vea sin estorbo el cielo adonde reside su alma, como piadosamente creemos y adonde repetidas veces se acercó el mismo cadáver viviendo con los vuelos de su espíritu, de calidad que casi se perdía de yista. (110) JUD., 1, 9.
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