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82 MISIONES CAPUCHINAS EN ÁFRICA carga de negros esclavos, conforme el permiso que llevó del Consejo de Indias. Ofrecióse muy gustoso a llevarlos y con eso se embarcaron todos para Carta– gena, excepto los Padres Fr. Serafín de León y Fr. Antonio de Jimena, que no se atrevieron, así por hallarse con pocas fuerzas y mal convalecidos de sus enfermedades, como porque quisieron experimentar por más tiempo los natu– rales de aquellos países para ver si conseguían algún fruto, aunque fuese a costa de los mayores trabajos, acordándose de aquella parábola del Evangelio en que se dice: Que viendo el dueño de una viña cierta higuera lozana en ella, pero, al parecer, infructuo,sa, le mandó a su mayordomo que cuidaba del cultivo de la heredad, que respecto de haber tres años que no llevaba fruto alguno y que no servía de otra cosa que de ocupar inútilmente la tierra, la arrancase; pero, que el mayordomo le suplicó piadoso y compasivo suspendiese la orden y la dejase por otro año, en cuyo tiempo emplearía su trabajo en beneficiarla y que, si después no diese fruto, se ejecutaría la sentencia y se la cortaría (81). 3.-Esta parábola o similitud del Evangelio y tan propia del caso les hizo a los dos Padres gran fuerza para detenerse y perseverar más tiempo, sin reparar en trabajos y calumnias, confirmando su dictamen caritativo y apostó– lico con la autoridad de San Jerónimo, que dice así: Totum quidem quod legimus in divinis libris, nitet et fulget, etiam in cortice sed dulcius in medulla est. Qui edere vult nucleum, mucem frangat, oportet (82). Y también con la de San Agustín, el cual dice: N ec oportet a segetis asperitate abhorrere, sed vellendae sunt spicae, et tandiu versandae manibus contritaeque purgandae, donec ad escam spiritalem perveniatur (83). Que aunque los dos santos hablan de la lección y estudio de las divinas letras para sacar el fruto de ellas, con todo eso, tomando los Padres el funda– mento de la similitud de la higuera y aplicando las autoridades de los santos a la práctica de su místico sentido, son muy propias del caso y bien dignas de notarse. 4.-Atendiendo, pues, el R. P. Fr. Gaspar de Sevilla, entonces Viceprefecto y Superior de todos, a la necesidad de los dos religiosos y no menos a sus razones, les dió facultad para que se quedasen y prosiguiesen aquella misión, bien que más forzado que de grado, por la gran pena que le causó dejar a dos sujetos tan aventajados en perfección y prendas expuestos a tantos riesgos y haber de carecer en adelante de su santa y amable compañía. Todos los demás se metieron en el navío y se hicieron a la vela para Carta– gena el día de San Juan Bautista del año del Señor de 1648, habiendo residido (81) Luc ., 13, 6-9. (82) S. HIERONYM., In Epist. ad Paulinum. (83) S. AUGUST., De gent. ad litt., Lib. I, cap. 20.
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