BCCCAP00000000000000000000226

MISIONES DE LA ZINGA, BENÍN, ARDA, GUINEA Y SIERRA LEONA 73 7.-Era este rey Chafur uno de los más malditos hombres que se conocían en todos aquellos reinos, y así él como sus ministros sumamente viciosos y per– tinaces en la secta de Mahoma. A todos se les predicó y dió luz del Evangelio, pero, viéndolos tan tenaces y proterbos y de la misma suerte a los vasallos, trataron los Padres de dejarlos y se volvieron a Alé. Después, quedándose allí dos de ellos, tomó por compañero el P. Fr. Serafín al P. Fr. Diego de Guadal– canal y pasaron a Joala, lugar de otro reino distinto y distante de Alé como siete leguas, para consolar algunos cristianos que residían en él y serían hasta ciento, poco más o m~nos, y demás a más para poder explorar desde allí si hallarían forma de predicar a aquel rey, pero no se efectuó esto, así por tener lejos su corte como por las grandes dificultades que había para ello. 8.-Conservábase todavía en esta población de Joala, que tiene como cua– renta casas, una iglesia de paja en buen paraje. En ella hicieron mansión por algunos días estos Padres, predicando, enseñando y administrando los Sacra– mentos a aquellos pobres cristianos. Aquí dejaron guardada en una arca la ropa de la sacristía, por los temores con que vivían de que el rey Chafur acometiese la población, llevado de la codicia y de su fiereza, y se alzase con todo. Después, con el mismo intento trataron estos Padres de ir a Arre– cife, que es lugar del reino de Cambador, situado por la otra parte de la costa y dista de Joala seis leguas. Aquí asistían tres cristianos blancos y otros mulatos, todos mercaderes y muy hombres de bien y piadosos; sus caudales eran considerables, y con el buen pasaje del rey Damba, cuya era aquella provincia, vivían sin los sobresaltos y tiranías que los mercaderes de los demás puertos. Tenía este rey su corte veintidós leguas de allí la tierra adentro. Quedóse en esta población el P. Fr. Francisco de Vallecas y los demás religiosos pasaron desde Alé a juntarse con él. Recibiólos la gente con singular estimación y los agasajaron cuanto pudieron. Con este amparo recogieron allí todas las alhajas de la misión y en Alé sólo dejaron un recaudo para decir misa cuando se les ofreciese ir allá. Todo lo demás, para mayor seguridad, lo metieron en un navío francés que estaba en el mismo puerto de Arrecife comerciando, cuyo capitán era gran católico y muy devoto de los Capuchinos. 9.-En este mismo pueblo de Arrecife se hallaron los religiosos hasta trescientos cristianos, pero muy faltos de doctrina y de quien se la enseñase; trabajaron con ellos mucho y bautizaron cantidad de niños y adultos. Después, tomando compañero el P. Fr. Serafín, se puso en camino para ir a predicarle al rey Damba; mas por cuanto los naturales son mezquinos y pobres y no dan cosa alguna sin interés, Francisco Alvarez, mercader portugués y hombre muy piadoso, se ofreció a acompañarles en esta jornada y los sustentó a su costa todo el tiempo que duró, como lo había hecho también en su casa mientras estuvieron en Arrecife.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz