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-97- pobres infieles con tus oraciones, tus sacrificios, tus penitencias y limosnas. Este es un apostolado, que to– dos pueden practicar y el joven r¡ue en su patria sabe ejercerlo se muestra digno de la vocación misional, por– que demuestra poseer ya el celo y las santas industrias de los apóstoles. Por el contrario el joven que poseído de un falso entusiasmo hiciera consistir toda su perfec– ción en el apresuramiento y la prisa por marchar, se puede afirmar que es un apóstol de muy dudosa ley. 2. 0 Necesidad de una buena formación.-Otra de las razones que aconsejan el hacerse misionero en la edad madura, es la utilidad que reporta una buena pre– paración científica. Es innegable que la educación, si no informa, al menos influye profundamente en todos los actos de la vida. El modo de hablar, de pensar, de obrar; la estima, el desprecio, todo, en una palabra, descansa en la educación. Las circunstancias externas, la gracia y hasta el mismo esfuerzo individual modifi– can y colorean más o menos los detalles del cuadro; pero el fondo permanece siempre el mismo. Es por eso precisamente que San Pablo descuella sobre todos los apóstoles y conserva de un modo admirable, durante to– da su vida el carácter que adquiriera en la escuela con la educación. Ahora bien, para llegar a una formación misional seria y ponderada, se hace necesaria una larga prepa– ración. Desarrollaremos este argumento interesantísi– mo al hablar del «misionero y su ciencia)} pero quiero 7

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