BCCCAP00000000000000000000185
-86- teras. Enfermo era tambien el P. Fantosati, quien al llegar a Sciankiu era tan flaco y débil que no pro– metía muchos afios de vida y sin embargo en pocos afios con la gracia de Dios, se puso fuerte y robusto y así tantos otros apóstoles que excitan en nosotros una san– ta envidia por lo mucho que trabajaron en acrecentar la gloria de Jesucristo. 4. 0 Nuestros médicos y nuestras religiosas en– fermeras.-Pero aparte de todo esto, en casi todas nuestras misiones o al menos en las grandes ciudades de misión, hay médicos, hospitales y Religiosas enfer– meras y si aún esto no fuera suficiente, si el clima, la enfermedad, o cualquier otro accidente adverso no te permite continuar trabajando en la vifia del Señor, la misma nave que te trajo a misiones, podrá volverte a tu patria. Si la vida apostólica y los sufrimientos padeci- dos por Jesucristo son los que tu han inutilizado, tu vuel– ta se verá acompañada de la tristeza y lágrimas de los que dejas y de la alegría y veneración de los que te re– ciban. Podrá haber sacerdotes que mueran con el re– mordimiento de no haber seguido la voz de Dios por un temor excesivo a perder la salud; pero no ha habido, ni hay, ni habrá jamás misioneros, que salgan de este mundo, lamentándose de la salud perdida o de su muer– te prematura por haber obedecido al Señor, que les dió la vocación.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz