BCCCAP00000000000000000000185

-69- sito conviene recordar lo que San Francisco Xavier es– cribía a San Ignacio: «Por Jesucristo, nuestro Maestro y óptimo Padre, os ruego y os confieso a que vengáis en ayuda de vuestros hijos, que trabajan aquí en la India y a que enviéis algún Padre de gran virtud y santidad, que con su energía y su ejemplo pueda dar calor a mi tibieza y frialdad. Espero que S. R., conocidas nues– tras necesidades hará todo lo posible porque nuestra escasa virtud se vea fuertemente empujada a caminar con más resolución por el sendero de la perfección.» Así hablan los Santos. Estímate siempre por indig– no del hermoso nombre de Apóstol, como se estimaba San Pablo. Pero si el Señor te llama y tu confesor con– siente, no esperes otra cosa. Toma la Cruz y vete a donde Dios te llama. Lo óptimo con que tú sueñas ven– drá después; por ahora conténtate sencillamente con lo bueno. Que aunque no puedas seguir, ni aún de lejos, a aquellos grandes y santos misioneros, cuyos extraordi– narios trabajo$ y heroicas virtudes tal vez te desalien– tan, si haces lo que puedes por imitarles, también a ti, como a ellos te dará Dios justiciero la corona que te mereces. Piensa también, hermano mío, que mientras tú pierdes el tiempo llenándote el camino de escrúpu– los y vanos temores, el demonio está causando a sus anchas la ruina de aquellas pobres almas, sin haber nadie que se le oponga. Con cuánta ·razón a la vis– ta de tus fluctuaciones y reparos podría repetirse aque– llo de «Dum Romae consulitur, Sagunthum ex– pugnatur.» En tiempo de guerra vale más un simple

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz