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-229- car de su paso a cargadores y criados, no conseguirás sino ponerte de mal humor desde el amanecer y nada más. Mas si por alguna razón poderosa, como adminis– trar los sacramentos a algún enfermo grave o llegar an– tes de anochecer a algún lugar, tienes interés en acele• rar la partida, ¡ah! entonces abre al mismo tiempo tu co– razón y tu bolsillo y verás a tus hombres haciendo mi– lagros de velocidad y resistencia. Créeme, hermano; en tus viajes sé siempre bueno y generoso, que si gritas y reprendes y tratas mal. .. ya puedes armarte de pacien– cia. Por lo demás, siempre es desagradable para uno encontrarse con personas, que murmuran de este o aquel misionero porque es soberbio, arrogante, autori– tario y avaro, así como consuela el escuchar las alaban– zas que se hacen de ellos por su bondad y buenos mo– dales. Ninguna predicación es más fructuosa para la gente de servicio, que el tratarlos bien y con genero– sidad y muchas veces suele suceder que, sin más ruegos ni exortaciones, terminan por declararse amigos y dis– cípulos nuestros. 5. 0 Tercer consejo: lleva contigo la menos gente posible.-En cuanto a los medios de transporte y locomoción atente a la costumbre que tenían los an– tiguos misioneros, a no ser que las circunstancias hayan cambiado de tal modo, que los hayan hecho imposibles. Donde esté en uso el sistema apostólico de ir a pie, con_sérvese, porque cíertamente no hay otro medio de

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