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-214- mos mantenemos sobrios y avisados, como aconseja el Aposto! San Pedro, es decir, si somos diligentes en em– plear todos aquellos medios que pone a nuestra disposi– ción la fe y que son tas armas mejor dispuestas para ven– cer las tentaciones. 2. 0 Las.. tres armas del enemigo: la relajación. - Tres son los caminos más ordinarios por donde el de– monio llega a dañar al misionero: la ociosidad, la exce– siva actividad y el relajamiento. Comenzando por el último, ya que ordinariamente es la más peligrosa y al mismo tiempo la más común de las tentaciones y como el terreno ideal sobre el que se apoya el demonio para sentar sus baterías, creemos no tener necesidad de de– cirle al misionero en qué consiste la relajación. Por lo general la relajación no suele presentarse en su estado agudo al principio del apostolado. El misio– nero encuéntrase entonces bajo el influjo de impresio– nes continuas y siempre nuevas, que mantienen su fe y su entusiasmo y si bien el fervor que sentimos en nues– tra nueva vida no siempre es efecto de verdadera de– voción sobrenatural, puede no obstante hacer sus ve– ces, dados los buenos resultados que produce. Yo creo que si la Pasión de nuestro Señor Jesucristo hubiera te– nido lugar durante los primeros meses de la vocación de los apóstoles, no hubieran estos abandonado a Jesús. Es que sucede por un fenómeno bastante extrafio, que el trato continuo y la familiaridad :con las cosas santas
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