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-208- 4. 0 Respeta las costumbres y deja a otros la responsabilidad.-Si quieres, pues, evitarte muchos desaciertos y disgustos, toma, oh joven misionero, co– mo punto de partida el último paso que dió tu predece– sor y no desprecies lo que él hizo, aunque te parezca lleno de errores. Tú no sabes las razones que le induje– ron a obrar de aquel modo y si el Superior no te lo. man– da, deja a los demás la responsabilidad. Así pues, no admitas a los sacramentos a los que tu precesor no quiso admitir, si antes no obtienes su consentimiento; a los expulsados de la cristiandad no vuelvas a recibirlos, si no dan grandes muestras de arrepentimiento que te aconsejen hacerlo; mantén en su puesto a los catequistas que encuentres; los maestros, cocineros, porteros y demás personal que halles pres– tando sus servicios en la casa, haz que sigan gozando en cuanto sea posible, de tu entera confianza. Todo mi– sionero, que permanece por algún tiempo en un lugar determinado se atrae el amor de las personas que tra– ta y por lo tanto nunca produce buen efecto, que un jo– ven llegado ayer pretenda cambiarlo todo de arriba abajo no dejando nada en su lugar. Si tienes que intro– ducir alguna novedad, espera a lo menos que el recuer– do de tu predecesor se haya debilitado algo en los que vivieron con él y que la estima y afecto que por él sen– tían los hayan puesto en tí. Pero aun entonces, has de ser prudente en introducir reformas que llamen dema– siado la atención. Esto lo exige el orden, la disciplina, la concordia, la tJnión y hasta el buen nombre y presti– gio de la familia misional. No cambies absolutamente nada, ni del reglamento,

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