BCCCAP00000000000000000000185
-201- donde el cristianismo cuenta ya muchos siglos de vida. Entre nosotros la influencia de la religión se deja sen– tir en todas partes y en todas las cosas, lo mismo en las leyes y las costumbres, que en la familia, la socie– dad y los pueblos. El conjunto es cristiano y al cristianismo deben los que son malos, el no ser peores de lo que son, ya que las pocas virtudes que practican, hijas son de la reli– gión que desprecian. Por el contrario los pueblos pa– ganos, privados de esta influencia bienhechora, son víctimas de los errores de la inteligencia y de las de– bilidades del corazón, es decir, que se ven arrastrados, en medio de una ignorancia espantosa, por todos los desenfrenos de la concupiscencia. Mas a pesar de esto ¿han caido tan bajo como los de otras naciones paga– nas o merecen siquiera por eso los reproches que diri– gía San Pablo a los Romanos? En modo alguno y has– ta podemos afirmar, que la tan manoseada corrupción pagana es menos profunda y menos precoz, que la de algunas de nuestras naciones civilizadas, cuyos escán– dalos e inmoralidades harían enrojecer de vergüenza a los paganos.» («Une autre Chíne.») «Así pues, cuando el misionero se sienta profunda– mente impresionado por los defectos de pueblos tan distintos de los nuestros, no se turbe ni se preocupe de– masiado. Con un poco de serenidad y de reflexión, comprenderá bien pronto que esos defectos no tienen entre los paganos el grado de malicia, que suelen te– ner en las naciones cristianas. Por ejemplo, la astucia y doblez de casi todos los pueblos paganos, los rodeos y artificios que emplean al
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz