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-192- de los jóvenes a fín de provocar en ellos una concupis– cencia prematura. De ahí que nuestras inocentes cari– cias no saben apreciarlas en su verdadero significado y son mal interpretadas por grandes y pequeños. Esto en cuanto a las personas del mismo sexo, que si se trata de mujeres, el nuevo misionero debe abste– nerse de toda demostración de afecto por pequeña que sea, si quiere mantenerse puro de corazón y limpio de cuerpo. Por lo demás, si eres siempre bueno, afable, pa– ciente, caritativo, generoso con tus niños, si te interesas seria y paternalmente en su instrucción y sobre todo, si sabes emplear los muchos medios que el celo y el amor ponen a tu alcance para conducirlos a Jesús, te verás seguramente amado de ellos y bien correspondi– do, sin necesidad de recurrir a confianzas y demostra– ciones de afecto, inútiles y peligrosas. 4. 0 El trato con las mujeres.-Sobre todo sé extremadamente cauto y mirado en tus relaciones ordi– narias con las mujeres que, accidentalmente o por exi– gencias de la misión, puedas tener a tu servicio, como bautizadoras, maestras de escuelas, porteras, etc. Si sólo tratas con ellas cuando lo exija tu ministerio, la gracia de estado será tu mejor defensa. Jesucristo trató también con mujeres, aunque pocas veces, y según creo, lo hizo para ser nuestro modelo y nuestra fortaleza. Así lo han entendido los apóstoles y los Santos de todos los tiempos, pero ni Jesús, ni los apóstoles, ni los San-

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