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Acusaciones in• justificadas. 112 INTRODUCCION A LA MISTICA FRANCISCANA A veces, a fin de oponerse a las doctrinas esco– tistas con mayor éxito, se apoyan muchos autores en los Theoremata, libro que no corresponde al Bea– to Duns Escoto, y que debe reputarse, conforme a la crítica moderna, como apócrifo. Quien empleó el sistema de theoremeta fué G.ui - 11ermo Ochan, precisamente en oposici§n a Escoto, como advierte Adam W oodham ( 1). Además debe tenerse en cuenta que la generalidad de los doctores franciscanos escolásticos se inspi– raron más en San Buenaventura que en Escoto, aun– que el temperamento erg,otista y sutil de éste llama– se más la atención del público universitario en ge– neral. Repitamos con el Padre Minges, que la Or– den no tiene más que una escuela, y que Escoto y los suyos no hicieron otra cosa que continuar la escuela franciscana ya existente (2). San Buenaven-• tura es maestro inconfundible y supremo en nues– tra construcción espiritual, aunque en algunas teo– ,rías opinables se apartasen de él escritores y teólo– gos como Ricardo de Mediavilla, que en muchos puntos es idependiente. Dado nuestro sistema de pre– dominio de la voluntad, no podía cerrarse toda puer– ta al espíritu individualista que era una secuela de la doctrina y de la tendencia a una espiritualidad se– rena y amplia con libertad cordial y efusiva, si bien sana en estas efusiones del interior. (1) Cfr. P. Longpre, l. c. 90-127. (2) L. c. 264-6.
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