BCCCAP00000000000000000000169

TENDENCIA DE NUESTROS DRES. ESCOLASTICOS 109 caines, en 1924, rebate las exageraciones y calumnias :que se propalaron contra los adversarios del Angé– lico, que condenaban varias teorías artísticas, como entonces se decía. Nunca podrá probarse que la es– cuela de Escoto, aislá1Vdose de los demás doctores; estableciese polémicas contra la teología del Angé– lico por pura rivalidad. Ni Santo Tomás opina así, ni Escoto procedió con ese espíritu. Era cosa que nacía del estado científico y psíquico y del· modo de ver. Tal vez la escuela Seráfica miraba las cosas más con el corazón que con la cabeza, y lá escuela arcan– gélica miraba más con la cabeza que con el oora– z6n: San Buenaventura mismo, amigo cabal de San– to Tomás, se adhirió a la condenación de ciertas teo- 1rías en las que veía peligro aristotélico. Eso era todo. El aristotelismo, aunque bautizado y arropado por el Angélico en condiciones cristianas, parecía ofre– cer peligros a la teología del amor. Es un detalle sugestivo para quien estudie 1a co– rriente mental e ideológica de la Universidad de Pa– rís en aquella época, en que la Santa Sede nunca re– clamase sobre las condenaciones de la Sorbona y del mismo Arzobispo de Cantorbery ( 1), que era do– minico, contra algunas teorías del Angélico Maestro. En defensa de nuestro modo de ver, y declarar la (1) P. Kn,wARDBY. Véase Compend. theol. dogm. gene– ralis, del P. Minges; y al P. Longpre en el lugar citado.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz