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Vida 35 naba de· felicidad. Los frailes le pregunta– ban. qué era lq que veía, y Fray Félix con– testó una vez: «Veo a mi Señora rodeada de ángeles que vienen a llevar mi alma al pa– raíso» . Pasó cantando las últimas fatigas de la enfermedad, y en una de sus canciones ori– ginales voló a los cielos. «Amor mío, Gesu, Gesu, il mio cor dehl prendí tu, ne ridarmelo mai piu». «Jesús, Jesús, amor mío. Róbame el co– razón. y no me lo devuelvas ya.» * • * .Un cronista de nuestra Orden, nos ha de– jado este prolijo retrato de San Félix: ~Fué bajo de cuerp~, pero grueso decentemente, y robusto.· La frente espaciosa y arrugada, las na:rices abiertas, la cabeza algo grande, los ojos vivos y de color que tiraba a ne– gro; la boca no afeminada, sino grave y vi– ril; el rostro alegre, y lleno de arrugas; la

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