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2 5 4 o. Nos satisface la regularidad de la cotidiana observancia; y la razón por Sanlúcar de rezar Maitines a las 4 de la mañana muchos días es justa y plausible, con tal que en este asunto no se aparten de lo que V. R. disponga. 5o. También son justas la razones de las obras de que V. R. nos habla y es muy plausible que hayan restaurado como conviene el culto de N. S. de la Fe que N, Rmo. P. General visitó con gran devoción. 6 o. Dada ia necesidad apremiante de la paz conventual, ha hecho muy bien en cambiar, en la Definición actual, los Prelados de Ollería y de Sanlúcar. Procure que el Prelado de Ollería, como de convento de estudios, sea fidelísimo en observar las leyes, porque es grave escándalo para los Coristas si ven que el prelado local obra como si muchas leyes y prescripciones del Manual no estuviesen en pleno vigor. Vigile mucho, o mejor dicho, continúe vigilando como lo hace para corregir a quien sea refractario en la legalidad. 7o. Confirmamos y alabamos el que V. R. dé clase de Teología, sacrificándose para el bien de la Provincia, la cual, por ser pequeña, no puede sufrir detrimento en las raras ausencias de V. R. (que puede suplir otro ara la clase). V. R. con este nuevo trabajo que se impone, imita el celo y abnegación de otros Provinciales actuales, que en vista del poco personal de sus respectivas Provincias, hacen de Lector con toda dili­ gencia. Dios N. S. premiará sus esfuerzos. 8 o. Mucho nos consuela el número de Coristas, novicios y Seráficos que nos in­ dica. No hay duda que esta prosperidad de la juventud es una recompensa del Señor por los sacrificios que las Provincias de España se han visto obligadas a hacer en pro de las Misiones, Es esta una verdad tan palpable que toda Provincia generosa en favor de las Misiones, es abundante en juventud; y Dios N. S. la bendice sobre las menos adictas a sacrificios apostólicos. 9o. Muchísimo sentimos que entre aquellos que deseábamos ver animados de amor a las Misiones y constituir entre ellos Custodio, ninguno pueda ser elegido, a pe­ sar de la absoluta e ineludible necesidad de proveer aquella Custodia en la forma prescrita por el Decreto de erección de Custodias; y más deplorable es aún que haya habido, según dice V. R.,quien en manera alguna iría prefiriendo a ello el sig lo . Esto confirma que entre los ancianos hay alguno que no comprende aún lo que es ser reli­ gioso; lo que es sacrificarse por su madre la religión; lo que es corresponder a los de ­ seos del Vicario de Jesucristo y del Sucesor de San Francisco, quienes quieren se ob ­ serve aquello que dicen nuestras leyes, que "antes debe proveerse a las Misiones que a los conventos:, porque los conventos están en tierras donde abunda ministros del Señor, mientras en las Misiones hay gran número de almas en grave o extrema nece­ sidad de sacerdotes. V. R. inspire a la juventud sentimientos nobles, desprendidos, generosos, de ciega obediencia y espíritu de sacrificio, pues al entrar en la Orden contraen la grave obligación de cooperar a llenar los deberes que la S. Sede y la Orden imponen a la Provincia en pro de las Misiones. V. R. sabe con qué celo y solicitud hemos procurado disminuiros la carga, re­ tardaros los sacrificios, y en Roma y Madrid buscar el medio de que no se os impusie­ sen sacrificios de personal durante estos primeros años que ios indispensables, y que sin peligro no pueden eludirse; y ia Circular del verano de 1 8 9 0 os probó cuanto Roma hace para no pedir sino lo indispensable, y en la pasada primavera hemos lo ­ grado se os retardase ei envío de frailes necesarios ara completar en número oficial­ mente pedido por el Gobierno, según indicó la misma Circular aludida el señalar el

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