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C A P I T U L O X I I SUMARIO: 1. Los obispos de Pamplona y los capuchinos. E l P. Burgui. — 2. E l Conde de Gages.—3. Bienhechores de la Orden.—4. Casas de Her­ manos de los capuchinos. 1. El plan seguido en esta historia nos ha obligado a hablar de las relaciones amistosas de algunos de los Señores obispos de Pamplo­ na con los capuchinos, y de los favores por ellos dispensados a nues­ tras Comunidades o provincia. En este respecto, dignos son de espe­ cial mención: Los Iltmos. Señores Juan Grande Santos de San Pedro (1683-1692) y Juan de Camargo (1716-1733), los cuales en la visita de la diócesis se sirvieron de los capuchinos, tanto para el examen de los clérigos como para misionar al pueblo; el lltmo. Añoa (1736-1742), que concedió a la provincia dos fundaciones y fué además su generoso bienhechor; Don Gaspar de Miranda y Argaiz (1742-1767) y Don Juan Lorenzo de Irigoyen y Dutari (1768-1778). No pocas veces los capuchinos fueron les confidentes de los prela­ dos de la sede pamplonense. El lltmo. Señor Don Gaspar de Miranda hizo el más alto aprecio de la persona del P. Tomás de Burgui y le consultaba en casos arduos y negocios graves de su obispado. Entre otros, le confió la reforma disciplinar y económica de la Comunidad de Comendadoras de Sancti Spiritus Agustinas de Puente la Reina, la cual, desde entonces, comen­ zó a florecer hasta ser una de las más perfectas y ejemplares y uno de los conventos más apetecidos y buscados para la profesión de vida religiosa. Al señor Miranda sucedió en el pontificado Don Juan Lorenzo de Irigoyen, el memorable fundador del Seminario Conciliar, varón de alta virtud. Ya de Prior de Velate hacía grande estimación de la perso­ na, ciencia y virtud del P. Burgui. Este era, ya en aquel tiempo, el AM IGO S , B IENHECHORES Y HERMANO S DE LOS CAPUCH INOS DE N A V A R R A

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