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Apostolado Misionero 733. Justo es al propio tiempo consignar los nombres de quienes más trabajaron y se distinguieron por su celo. En pri­ mer lugar Cirilo de Barcelona, llegado a Nueva Orleans el 19 de agosto de 1772. Por su digno comportamiento mereció que e l rey le presentara para Obispo auxiliar de La Habana en la Luisiana y Florida, siendo consagrado el 15 de marzo de 1785 con título de Trícali. Por desgracia su actuación posterior no correspondió a su conducta primera. Tras numerosos conflic­ tos con autoridades y religiosos, en 1791 se retiró a Cuba, recibiendo más tarde orden de regresar a España y pasar a su provincia de Cataluña, falleciendo en el convento de Vilanova en 1809. 734. Otro de los más competentes y de más elogioso pro­ ceder fue Antonio de Sedella, de la provincia de Andalucía, lle­ gado a Nueva Orleans en noviembre de 1779; desempeñó el cargo de párroco de la ciudad, aunque tuvo sus disensiones con el obispo P. Cirilo. Continuó allí después de la retrocesión de la colonia a Francia y en la Luisiana falleció en 1829. Poco an­ tes, en 1826, había fallecido igualmente allí Bernardo de Deva, a los 82 años de edad donde había trabajado desde 1785. Com­ pañero suyo fue asimismo Joaquín de Portillo, que, además de párroco de Nueva Orleans, fue Vicario general y a la vez su­ perior de todos los religiosos capuchinos de la Luisiana, hasta 1796; de vida muy ejemplar, se distinguió además como exce­ lente predicador y misionero. Con ellos finaliza la labor apostólica que el gobierno espa­ ñol encomendó a los capuchinos los años que esta colonia americana perteneció a España, de 1762 a 1802. B IB L IO G R A F IA BUENAVENTURA DE CARROCERA, La provincia de Frailes Menores Capuchi­ nos de Castilla , II, Madrid 1973, 212-268. (En la obra se da muy abundante bibliografía sobre esta misión de la Luisiana y se citan bastantes documentos de gran interés existentes en el Archivo General de Indias (Sevilla). 365

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