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Los Capuchinos en la Península Ibérica 613. Otra forma de acrecentar la vida espiritual y la piedad es la de los ejercicios espirituales, todavía de actualidad. Aun­ que esta práctica no sea originariamente capuchina, ya fue cul­ tivada en el siglo XVII por los escritores Gaspar de Viana y Mateo de Anguiano. En el convento de El Pardo se mandó hacer en 1690 una celda o local junto a la ermita de Ntra. Sra. de la Paz en la huerta, para que sirviera a los religiosos y seglares que quisieran hacer ejercicios. Juan de Zamora escri­ bió para ejercicios de los sacerdotes “ El eclesiástico perfecto”. Los ejercicios para sacerdotes fueron practicados, con gran fruto, en las misiones del Bto. Diego, quien solía utilizar una copia manuscrita del “Retiro espiritual para sacerdotes” o bien “El sacerdote preparado para el juicio de Dios en diez días de ejercicios espirituales” del P. Santander, publicado en 1802 y reimpreso sucesivamente en 1804 y 1814. El mismo autor escribió también “Ejercicios espirituales para religiosas” (Madrid 1804), que ha tenido nuevas ediciones en 1814, 1874 y 1911. Anteriormente, el citado Juan Bautista de Mur­ cia escribió un Manual de retiro de 10 días para todos los estados” (Valencia 1725) y Nicolás de Eslava (-1-1794) es autor de “El sacerdote en el retiro de los santos ejercicios” (Pamplo­ na 1779). Del Bto. Diego se han publicado las “Pláticas mora­ les” que predicó en los ejercicios espirituales del clero en Zara­ goza. Verdaderos ejercicios espirituales fueron los cinco ser­ mones que el Bto. Diego predicó en Cádiz a los protestantes a petición de los mismos. 8. Apostolado de la prensa. 614. Conociendo los misioneros y predicadores que cuanto se predica presto se olvida, no pocos de ellos dedicaron sus horas libres, en la quietud del convento y en base a las expe­ riencias vividas, a componer libros de piedad y de formación e instrucción religiosa. Escribía el P. Jaén, uno de los grandes misioneros de la segunda mitad del siglo XVIII: “ No puede un pobre religioso, después de cumplir con las obligaciones de su estado, tener una ocupación más noble ni loable que es­ cribir libros para la pública utilidad, especialmente para los seglares metidos en la Babilonia del mundo” . Es lo que hoy 3 1 4

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