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Los Capuchinos en laPenínsula Ibérica Sólo se cantaba la misa conventual en ciertos días litúrgicos del año, pero nunca con diáconos; los capuchinos, por espíri­ tu de pobreza y de sencillez, no usaban pluviales ni dalmáticas, ni ciriales, como tampoco admitían el órgano en sus iglesias. Los únicos signos de solemnidad eran los dos acólitos para ayudar la misa, el incienso y el dar a besar la paz. 282. Los religiosos asistían de rodillas hasta el evangelio; a la elevación de la hostia y el cáliz se postraban profundamente besando en tierra; después rezaban la estación de seis Padre­ nuestros con los brazos en cruz. A falta de una participación activa en el misterio, Pedro de Aliaga enseñaba a los novicios diversos métodos para oír con fruto la misa: ir meditando en el significado de las vestiduras sacerdotales con relación a la Pasión y cada una de las ceremonias; tomar un solo pensa­ miento de la Pasión y contemplarlo mientras la celebración; hacer con mucho recogimiento y buena preparación la comu­ nión espiritual los días en que no se comulgaba sacramental­ mente... 283. En conformidad con las Constituciones, los religio­ sos no sacerdotes debían recibir la comunión al menos dos veces por semana, los domingos y jueves. Pero en las provin­ cias españolas fue costumbre común comulgar también los sá­ bados en la misa de la Virgen, en las fiestas, en los días de in­ dulgencia plenaria. En otras ocasiones, como el onomástico de cada religioso, funeral, celebración del capítulo, etc, se co­ mulgaba, pero omitiendo hacerlo uno de los días semanales indicados. Los coristas y hermanos se acercaban descalzos a recibir la comunión. La tendencia fue de avanzar cada vez más hacia la comunión frecuente y aun diaria, fomentada y de­ fendida aun entre el pueblo cristiano por escritores como José de Nájera, Gaspar de Viana y Antonio de Fuentelapeña. 284. Las Constituciones imponían la confesión dos veces por semana. Los religiosos podían elegir libremente el confesor cumplidos los tres años desde la profesión, pero no podían mudarlo sin licencia expresa del superior; mas los novicios y 170

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