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P. BERNARDINO DE ALHAMA Una de las primeras estrellas que más resplandecieron en, la provincia de Cataluña, llegó ai fin de su carrera en este año de 1593, de que ahora tratamos. Estrella tan brillante, que sus luces no dejan de iluminar sobre nuestro horizonte capu­ chino, aun después de la larga duración de más de dos siglos. Aragón la vió nacer, Italia le señaló su curso, Cataluña reci­ bió sus influjos, ltoma fué el término de su ocaso, y nosotros la manifestamos de nuevo en la vida que vamos a escribir de nuestro muy reverendo Padre Bernardino de Alhama, primer Guardián, primer Maestro de novicios y primer Provincial que tuvo la provincia de Cataluña. Hemos insinuada en otros lu­ gares la muy estrecha observancia de le Regla y Constituciones,, el gran rigor y austeridad con que se fundó V estableció di­ cha provincia, y aunque 110 dudamos que otr'os muchos reli­ giosos cooperaron a ello, debemos confesar que habiendo ocu­ pado el P. Bernardino los primeros y principales cargos ya en los principios de la fundación, a él se debe en gran parte aque­ lla gran virtud, perfección y gloria con que dicha provincia resplandeció desde su origen. Nació este ilustre Padre en Alhama, lugar de la Comuni­ dad de Calatayud, en Aragón, de padres que fueron labradores de mediana suerte; y habiendo estudiado Artes, pasó a Ita­ lia, donde vistió nuestro hábito y profesó nuestro Instituto Capuchino. Nuestros originales no expresan en qué provin­ cia, pero las crónicas generales dicen que tomó el hábito en nuestra provincia de Roma, como en efecto desde aquella pro­ vincia vino a Cataluña. Tampoco dicen los progresos que hizo en la perfección religiosa mientras vivió en aquella tierra, insi­ nuándonos solamente que allí fué estimado por su virtud. Pe- — 82 —

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