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80 P. ANTONIO DI:: ALCACER te; necesariamente y con razón ha tenido que defenderse por todos los medios puestos a su alcance. La táctica que el barí emplea para sus combates es la que hoy denominamos guerrillas. Nunca han presen– tado estos mdios una lucha abierta, ni hoy ni en siglos pasados. Reconocen tácitamente su inferioridad frente a las armas de fuego de sus enemigos . Por eso se valen de escaramuzas, emboscadas, ataques traicioneros, etc. Luego del ataque, dejan clavadas en el suelo varias fle– chas, como para dar a entender que han sido ellos los que se han vengado. Lo mismo hacen cuando quieren dar a conocer a los extrafios que sus vidas corren peli– gro: clavan flechas en el sendero por donde han de pasar. Estos indios -decía en 1754 el gobernador de San Faustino, don Buenaventura de Flotas, quien había te– nido que combatirlos muchas veces- "son ind10s co– bardes, y por consiguiente traidores, y así nunca mani– fiestan ni presentan el pecho a vista de aquellos a quie– nes asaltan; usan siempre de anticipada exploración, vi– gía y cautela, poniéndose en emboscadas que forman tapándose con las hojas y ramas de monte, sin quebrar– las para que no se conozcan; no acometen y siempre huyen en viendo mucha gente junta o que reconocen orden y prevención de esperarlos, y cuando asaltan ellos, luego que oyen mucho estruendo de escopetas o alguno de ellos es herido de algún plomo, al instante huyen tan precipitados y temerosos, que no se cuidan y dejan sus avíos y adornos que usan, como las flechas y arcos, y no paran hasta llegar a sus caneyes, yendo siempre por veredas distintas y engañosas que forman para no ser alcanzados ni hallados en caso de ser seguidos". Y poco después añadía: "Ellos, según se les ha observado en cincuenta años, siguen la máxima advertida de no inva– dir ninguna población ni casa, quedándoles por detrás otra, donde les pueda ser cogida la espalda y atajada la retirada; y por ello es tan conveniente la situación