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CULTURA DEL PUEBLO MOTILON 73 táneo. El acto carnal es simplemente una función natu– ral del cuerpo, del gue, por tanto, no hay gue sentir vergüenza alguna. En el aspecto sexual, el hombre es más agresivo; la mujer, más .pasiva, y a veces hasta frígida, indiferen– te por completo. Tanto aquel como ésta tienen del amor un concepto meramente fisiológico, gue comienza y concluye en el acto carnal. La mujer no es objeto de especial carmo de parte del varón; éste la mira más bien como un instrumento de satisfacción momentánea y como un medio necesa– rio para proporcionarle hijos, fuerzas básicas del grupo, y de ayudarle en las labores del bogar. Por su parte, la mujer le corresponde en la misma medida. Por eso son casi desconocidas las manifestaciones de ternura , como besos, caricias ... y los actos de refi11ada volup– tuosidad . En tales circunstancias, todo el cariño lo vier– ten sobre los hijos, a los que miman pero sin exceso y sobre los gue vuelcan todo su afecto. Como no se da en la práctica un control rígido en cuanto a la interrelación de los sexos opuestos, siem– pre que no exista parentesco mutuo, son desconocidas entre los motilones las perversiones sexuales como la homosexualidad~ la bestialidad, etc. No tiene el motilón nociones claras de todo aque– llo gue nosotros incluímos dentro del concepto de "pudor". Sus vestidos, ya lo vimos, son escasos: un guayuco para el varón y una fáldita para la mujer. Es– tos no tienen por finalidad el cubrir algo de lo que el hombre o la mujer deben avegonzarse; ni el gua– yuco alcanza a cubrir los órganos genitales de aquél, ni la faldita los de la mujer en todas las ocasiones. Si usan esta indumentana es, o bien por higiene, o bien porque el mostrar dichas partes del cuerpo ofre-
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