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72 P. ANTONIO DE ALCACER sus famtliare,s. La iniciativa de la proposición la suelen tomar los padres de la muchacha, al ofrecérsela gustosa– mente al joven pretendiente o posible candidato. No se da servicio personal del novio a los Iamiliares de la novia, como compensación por la pérdida de ésta del grupo a que pertenece, ni ofr¡i clase de transacción. Al presente, sin embargo, queda un cierto recuerdo del llamado "precio de la novia", que probablemente se debió realizar antiguamente, en los regalos de flechas y telas que el novio hace a los familiares de su futura consorte, cuando se va a concertar el matrimonio. El matrimonio entre los motilones, luego de conve– nidas las parejas según acabamos de ver, es relativa– mente estable; es deé"ir, que mientras no se presente una causa de fuerza mayor, suele mantenerse la umón de por vida. Sin embargo, en ciertos casos se da el di– vorc10, en espe,cjal cuando la mujer es estéril o si per– manece de ordinario enferma. Aun entonces el varón procura cuidar de su antigua esposa y, sobre todo, de sus hijos. La existencia de marido y mujer, más que unida por el amor, es paralela: cada cual sigue sus obligacio– nes, sin preocuparse excesivamente, y a veces casi nada, lo que hace el otro. Esto explica la falta de celos de uno y otro frente a la vida sexual relativamente libre que llevan. VIDA SEXUAL El motilón posee ideas muy primitivas, en conso– nancia con su cultura, acerca del origen de la vida hu– mana y de su evolución prenatal. Ignora la función es– pecífica de los órganos sexuales, en los que no ve otra razón de ser que la de proporcionar un placer mamen-

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