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CULTURA DEL PUEBLO MOTILON 69 jer fuera del mismo con bsatante facilidad. Es una ins– titución, la más apta que se ha concebido, para pro– curar la crianza y la educación de los hijos, así, como para lograr la perpetuación del grupo y aumentar su fuerza. De ahí que sea una institución obligatoria, pues es una responsabilidad ante los demás componentes del grupo, y nadie puede eximirse de ella, a no ser que es– té impedido. No siendo el matrimonio la única forma de satis– facer los instintos sexuales, se da con relativa frecuen– cia, tanto entre los solteros como entre · 1os casados, si no un amor libre, sí cierta libertad, consagrada por la costumbre, de comerciar carnalmente entre sí, mientras no sean parientes. Al ser una costumbre legítima, la esposa no ve mal en su marido tales relaciones ni siente envidia a causa de las mismas. Asimismo, no existe ley alguna que prohiba la actividad sexual pre– matrimonial. El matrimonio entre los motilones es fundamental– mente monógamo. Sin embargo, no es raro ver algún individuo sostener dos o tres mujeres, en especial cuan– do la primera no llena por completo las aspiraciones del varón. Entonces esta mujer no queda abandonada, ya que sigue perteneciendo al grupo familiar y recibe el sostenimiento de parte del marido. Tal costumbre data de antiguo. Ya en 1772 decía el varias veces men– cionado pacificador Guillén: "Celébrase entre ellos el contrato matrimonial con una o dos mujeres, y según ven, aunque incurran en la poligamia y la primera mu– jer llegue a mayor edad, no la repudian, antes bien, la cuidan y constituyen en el mismo grado de estimación que a la que es joven". (L.c.) Se da, pues, la poligamia bajo la forma de poligi– nia; nunca la poliandria. No obstante, al existir cierto equilibrio númérico entre los individuos de sexo opuesto, son pocos tales
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